sábado, 21 de marzo de 2009

Cuando abril llega prematuro

Los seres humanos tendemos a esa plácida rutina que nos protege del vértigo de los cambios. Una hora para levantarse, otra para dormir, casi la misma para comer y otra parecida para disfrutar. Tenemos el cuerpo hecho a un horario y procuramos que no se altere demasiado, no vaya a ser que entre el tiempo se nos cuele algún intruso con aviesas intenciones de sacudirnos el chiringo. Por eso, cuando abril llega prematuro se encienden todas las alarmas. Ni razones, ni magines, ni vacunas, ni pamplinas. Si abril se adelanta, se nos caen los palos del sombrajo.

Y es que para el santo mes primaveral, antesala del mayo glorioso y hormonal, la vida debe ser una preparación para los amorosos acontecimientos que están por venir. Para algunos no es más que la luz cálida después del oscuro invierno en forma de arrumacos y caricias, para otros, u otras, una oportunidad de oro para tirarse al cuello a ver que pillan y para la mayoría es un tiempo de planificación y sueños donde disfrutar con el encontronazo de la media naranja, que al final termina siendo la media cereza, que te haga los zumos para el resto…, del verano.

Pero cuando abril llega prematuro, nos sentimos sin defensa ante tanto estrago. Y mira que nos hemos vacunado, protegido, escondido…, de la que te despistas, los primeros rayos de sol se te van colando por las rendijas sin darte cuenta de que has llegado a casa y no has encendido la luz, que sigues viendo sin bombillas. Sin saber por qué, se te vienen hinchando las ganas de estar con quien ni tan siquiera sospechabas y andas travistiendo la cosa de amistad, no sea que te pille el corazón con el paso cambiado y tengamos otro lío para la colección de chungos. ¡Y maldita las ganas que tienes de ir acumulando trastos! Total, que sin apenas darte cuenta, comienzan las mariposas a darse vueltas entre el gaznate y el ombligo sacudiendo con su aleteo la parte más tonta de tu cabeza, esa que va por libre y te descalabra. Por eso, cuando abril llega prematuro, es mejor franquearle la entrada no vaya a ser que, de no dejarle entrar, vengan las tropas de mayo a derrumbarte la muralla. Total, te guste o no te guste, si te toca te ha tocado, sea abril puntual o adelantado.

Va por ti malagueña

6 comentarios:

Anónimo dijo...

ETERNIDAD

Quien a sí encadenare una alegría
malogrará la vida alada.
Pero quien la alegría besare en su aleteo
vive en el alba de la eternidad.


william Blake

Va por Estheroncio y por la Boquerona

Unknown dijo...

Mas no todo ha de ser ruina y vacío.
No todo desescombro ni deshielo.
Encima de este hombro llevo el cielo,
y encima de este otro, un ancho río

de entusiasmo. Y, en medio, el cuerpo mío,
árbol de luz gritando desde el suelo.
Y, entre raíz mortal, fronda de anhelo,
mi corazón en pie, rayo sombrío.

Sólo el ansia me vence. Pero avanzo
sin dudar, sobre abismos infinitos,
con la mano tendida: si no alcanzo

con la mano, ¡ya alcanzaré con gritos!
y sigo, siempre, en pie, y así, me lanzo
al mar, desde una fronda de apetitos.

Blas de Otero

Por esta anónima con nombre

Anónimo dijo...

SOLO

Desde el tiempo de mi niñez, no he sido
como otros eran, no he visto
como otros veían, no pude sacar
mis pasiones desde una común primavera.
De la misma fuente no he tomado
mi pena; no se despertaría
mi corazón a la alegría con el mismo tono;
y todo lo que quise, lo quise solo.
Entonces -en mi niñez- en el amanecer
de una muy tempestuosa vida, se sacó
desde cada profundidad de lo bueno y lo malo
el misterio que todavía me ata:
desde el torrente o la fuente,
desde el rojo peñasco de la montaña,
desde el sol que alrededor de mí giraba
en su otoño teñido de oro,
desde el rayo en el cielo
que pasaba junto a mí volando,
desde el trueno y la tormenta,
y la nube que tomó la forma
(cuando el resto del cielo era azul)
de un demonio ante mi vista.

POE

Unknown dijo...

Pequeña
rosa,
rosa pequeña,
a veces,
diminuta y desnuda,
parece
que en una mano mía
cabes,
que así voy a cerrarte
y a llevarte a mi boca,
pero
de pronto
mis pies tocan tus pies y mi boca tus labios,
has crecido,
suben tus hombros como dos colinas,
tus pechos se pasean por mi pecho,
mi brazo alcanza apenas a rodear la delgada
línea de luna nueva que tiene tu cintura:
en el amor como agua de mar te has desatado:
mido apenas los ojos más extensos del cielo
y me inclino a tu boca para besar la tierra.

NERUDA

Vamos de anónimo en anónimo, ea!

Anónimo dijo...

Dos palabras

Esta noche al oído me has dicho dos palabras
Comunes. Dos palabras cansadas
De ser dichas. Palabras
Que de viejas son nuevas.

Dos palabras tan dulces que la luna que andaba
Filtrando entre las ramas
Se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras
Que una hormiga pasea por mi cuello y no intento
Moverme para echarla.

Tan dulces dos palabras
?Que digo sin quererlo? ¡oh, qué bella, la vida!?
Tan dulces y tan mansas
Que aceites olorosos sobre el cuerpo derraman.

Tan dulces y tan bellas
Que nerviosos, mis dedos,
Se mueven hacia el cielo imitando tijeras.
Oh, mis dedos quisieran
Cortar estrellas.

Alfonsina Storni

PD: lo de tijeras tendrá un doble sentido ?????

Anónimo dijo...

Cállate, por Dios, que tú
no vas a saber decírmelo.
Deja que abran todos mis
sueños y todos tus lirios.

Mi corazón oye bien
la letra de tu cariño.
El agua lo va temblando
entre los juncos del río,
lo va estendiendo la niebla,
lo están meciendo los pinos
(y la luna opaca) y el
corazón de tu destino...

¡No apagues por dios, la llama
que arde dentro de mí mismo!
¡Cállate por dios, que tú
no vas a poder decírmelo!

Juan Ramón Jimenez