jueves, 30 de agosto de 2012

¡Todo por un sello! (I)


Caminar por caminar es que es tontería pero nosotros, los peregrinos, caminamos simplemente por caminar... Bueno, exactamente por caminar solo no. Caminamos por un sello. Me explico. 

El Camino de Santiago tiene como fin llegar a Santiago de Compostela a pie o a caballo, ahora también en bici por aquello del progreso, para lograr indulgencias divinas. Desde el siglo VIII, millones de peregrinos se han lanzado al camino desde distintas partes de Europa para conseguir el perdón, purgar sus pecados, alcanzar la vida eterna a golpe de zapatilla... La verdad es que la cosa no ha cambiado mucho desde entonces. Este año ha tocado el Camino del norte, desde Ribadesella (observese que son 420 km a pata) y en este camino, menos por las indulgencias, se ha caminado por todo.

Caminar. Dar un paso detrás de otro. Caminar. Engullir kilómetros. Caminar. Con ampollas, con tendinitis, con contracturas, con calor, con lluvia... Pero caminar. Como diría Daniel, ese boludo argentino: "los peregrinos, esos tipos locos que son felices si después de caminar 35 km encuentran un sitio en un suelo cubierto para dormir". ¡Y todo por un sello! Eso lo dijo Sergi, en un momento de exaltación en el Monte do Gozo. A 5 km del final. Con la emoción supurando la mochila, con la alegría de llegar y la tristeza de finalizar...

Un sello de mierda de una institución en la que, ninguno de los que hemos coincidido en el camino, cree. Vamos, que si nos dicen en nuestro curro que caminemos cada día una media de 30 km (muchas veces han sido 40 y algunas hasta 45) denunciamos al jefe por acoso laboral. 

Y lo normal es preguntar por que caminamos. Por que cada año miles de personas se calzan las botas, cogen una mochila y se ponen a caminar. No hay una respuesta única. Cada uno lo hace por un motivo distinto. Se cual es el mío: porque el Camino es el único lugar del mundo en donde puedo ser yo misma. Sin tener que mantener el tipo, sin estar obligada a responder a cualquier pregunta. En el Camino puedo ser débil, falible.., puedo dejar de pensar y de buscar respuestas. En el Camino nadie espera grandes cosas de mi, solo caminar, y solo por eso, están a mi lado. 

Este año he llegado a Santiago con lo mejor del camino: con un puñao de tipos locos felices por dormir en el suelo después de 35 km caminando. He llegado, y no por este orden, con Angela y Daniel, con Simone, Luca y Jenny, con Irene, con Monica, con Merche y Sergi, con David, Adele, Michael, Bárbara... He llegado con la patas hechas mierda, cansada, dolorida... Pero feliz.

En este Camino he descubierto que el teatro se me ha escondido y no se donde, pero me sale el relato, la prosa, las palabras peregrinas que no necesitan ponerse en pie con grandes alharacas. Así que iré escribiendo sobre lo mejor del camino: mis peregrinos. La gente con la que me ha tocado caminar hasta Santiago y con las que, en algunos casos, seguiré caminando muchos kilómetros mas.

La serie "todo por un sello" empieza con esta entrada. No se sabe donde llegara... Pero se que cada uno de ellos, de mis tipos locos, tienen palabras que me salen a borbotones. Es lo que tiene caminar por un sello, que te reencuentra con tus musas y con la fe en el ser humano... ¡Buen Camino!