sábado, 8 de junio de 2013

Entre el "zalmorejo" y la alhambra


No seria difícil elección a sabida cuenta que uno es comida y otro bebida. Sería sencillo si fuera capaz de reducir a la mínima expresión y significado las ganas de uno y de otro. ¿Hambre? "Zalmorejo". ¿Sed? Alhambra. Pero no. La cuestión es más complicada que todo eso. No porque sea "así como rara", que lo soy, sino porque me cuesta disfrutar de lo uno sin lo otro. Es como el chupa Chus y el palito, el camino y las botas o el Orgullo y Chueca.., bueno, esto a estas alturas y con esta gente de ayuntamiento, como que ya no.

Reconozco que rara vez, exceptuando si ando por tierras andaluzas, puedo disfrutar de ambos. Situación que se convierte en uno de esos pequeños placeres que te reserva la vida sin aviso previo y sin pasar factura..., bueno, sin pasar otra factura más que la de la propia consumicion. En esos momentos el stress, las tensiones, las preocupaciones se quedan escondidas y silentes mientras dura el tiempo que va de comerse el "zalmorejo" a bebérse la alhambra. Sí, soy básica, simple, imperfecta. Me pones un "zalmorejo" y una alhambra y se me acaban las ganas de gruñir, de intelectualidad y de debate. Encefalograma plano pero feliz. Con cara de vaca mirando al tren. Feliz... A falta de tarta de queso con frambuesa para hacer el completo y llegar al nirvana... Pero eso, ese postre divino, es otra entrada del blog.

Y los que a veces os da por leer este blog y repetir, que se que sois unos cuantos, no os preguntáis ¿que me ha dado a la cabeza que ando escribiendo sobre algo tan simple como una sencilla comida y una cerveza en vez de hacerlo sobre las pensiones (ya llegará ya), las triquiñuelas de las farmacéuticas para sacar negocio de la enfermedad (verás cuando me meta con ello) o la insoportable levedad de eso que llaman amor y que no pasa de ser una reacción química producida en el cerebelo?

Pues os lo voy a contar, mira tu por donde. Resulta que en Madrid hay dos sitios que me vuelven loca. De esos que cuando entras dejas los malos rollos fuera y simplemente disfrutas, que encuentras buena gente dentro y fuera de la barra y que siempre andas buscando huecos y excusas para repetir. Uno es La Berenjena y el otro El Pellizquito. En uno ponen alhambra y en el otro un "zalmorejo" que quita el "sentío". Y no es justa tanta dificultad. ¿Por qué, oh dioses, tengo que elegir entre ambos? ¿Por qué no puedo disfrutar de ambos sin tener que elegir entre uno y otro? Sufro. Ellas no se dan cuenta pero sufro.... Y no puedo. Me tienen entre ambas el corazón partió y el estómago, como las vacas, dividido.

Y eso que no digo ordinarieces como: ve al local y si dices "orcozalmorejo" u "orcoalhambra", te invitan. Que hasta ahí podríamos llegar. No, sólo quiero unificar y que tengas ambas lo uno y lo otro... Aunque igual, si lo consigo, me va a costar más decidir. ¡Que se yo! Estoy indecisa....