miércoles, 2 de mayo de 2012

Pareidolia existentencial


El otro dia me tope con esta palabra casi de manera casual. Después de años sin saber de ella -¡ay lo que son las cosas!- volví a encontrarla escondida, medio tímida, en un reportaje sobre psicología.... Ya ya, podría haber estado leyendo sobre moda pero me aburre lo mas grande. Así de rara soy. 

 Es de estas palabras de las que te enamoras nada mas leerlas, como dirían los amantes del amor, a primera vista. Sin condiciones, para toda la vida. Pues eso fue lo que me pasó cuando puse mis ojos en ella y me devolvió el significado literal que hizo que reflexionara mas allá de lo políticamente correcto. Me explico. Para quien ni lo sepa, una pareidolia es un fenómeno psicológico consistente en que un estimulo vago y aleatorio es percibido erróneamente como una forma reconocible. Por ejemplo. Una nube que se nos parece la cara de Dios (malamente porque a Dios no le hemos visto la cara nunca), caras en la cara redonda de la luna, rostros demoniacos en los humos de las torres gemelas que se desploman, caras de amores en las matriculas de los coches (esto no lo entiendo muy bien)... Incluso voces que pronuncian tu nombre mientras desayunas un buen tazón de colacao (bueno, esto es que ya estas fatal)... Es decir, imaginaciones, procesos de engaño de la mente sometida a deseos no satisfechos... Ago falso, ilusorio, una mentira auditiva o visual... Y me dio que pensar. ¿Que pasaría si tuviéramos pareidolias existenciales? Es decir, ¿si viéramos una realidad que no existe, si pensáramos que el amor nos persigue o que nos aman sin condiciones?

 Hay personas que se empeñan en ver señales de triunfo en símbolos de fracaso por el solo hecho de no querer ver que se han equivocado... O quizas por no poder verlo... La vida te manda señales. Si. Pero hay que saber interpretarlas y no vale con que esa interpretación sustente una visión falsa de la realidad. El autoengaño no sirve mas que para aumentar la frustración. Si las cosas no salen, ni como has pensado ni aproximado, piensa que igual el camino no es el correcto. Darse cabezazos contra la pared, malgastando talento y energías, lo único que va a hacer es que pase el tiempo, se agoten las ilusiones y se termine de viviendo de unos recuerdos inventados y exagerados. Cuando uno intenta ser el rey tuerto en un reino ciego, donde las adulaciones son fruto de la ignorancia y del desconocimiento, no es que el triunfo sea la única opción, es que se tienen miedo de intentar triunfar en un mundo vidente donde se corre el riesgo de perder un ojo... En esa nube que se ve desde el suelo no está la cara del éxito sino la de la mediocridad. 

Cuando uno ve el amor, me van a perdonar si no tengo mucha fe en él, en cada sonrisa amable con deseo de trasfondo o necesita tener a cualquiera al lado porque no sabe estar solo o no tiene la suficiente seguridad en si mismo como para saber que cualquiera no vale para cualquier cosa. ¿Son todas estas situaciones pareidolias existenciales? Mucho me temo. Porque en el fondo necesitamos ver esa cara en las nubes, oir ese nombre en el desayuno o notar esa sensación de triunfo en un mar de fracasos. Y al final, por mucho que te jures y perjures, ante estas situaciones sigues estando al lado de quien no comprendes como puedes seguir queriendo, para intentar tener una luz en alto tipo faro no vaya a ser que con tanta realidad inventada, se me vayan perdiendo por el camino. Otra pareidolia existencial.