sábado, 19 de julio de 2008

Los viernes son un día raro

ACTO III

Sala de espera de lo que parece una consulta de medicina. Ella está sentada leyendo una revista. Viste de una manera muy elegante. Mira sistemáticamente el reloj. Entra él.

EL.- (Despistado no se ha dado cuenta de que ella está allí). Buenas tardes… (termina de pronunciar la frase y se da cuenta de su presencia) Pero…, pero ¿Qué haces tú aquí?

ELLA.- (Sobresaltada y sorprendida). Esperando (se levanta y le da dos besos). A la última persona que esperaba encontrar aquí sería a ti.

EL.- ¡Vaya una casualidad!

ELLA.- Cielo, ya sabes que no creo en las casualidades (se sientan uno al lado del otro). ¿Y que? ¿Qué te trae por aquí? No me dirás que vienes a solucionar tus viernes.

EL.- No exactamente, los viernes y algo más

ELLA.- ¿Los lunes quizás?

EL.- (Riendo) No, no… No tengo problemas con los lunes ni con ningún otro día de la semana.

ELLA.- No se si sabrás que hoy también es viernes.

EL.- Pues será raro entonces… ¿Qué me cuentas?

ELLA.- Poca cosa, mi vida transcurre plácida, sin sobresaltos…

EL.- Previsible…

ELLA.- Sin sobresaltos.

EL.- Ya… Te veo guapísima

ELLA.- Muchas gracias, tú tampoco estás mal. Se ve que el tiempo te ha tratado con cortesía.

EL.- Bueno, tampoco ha pasado tanto tiempo

ELLA.- Lo suficiente

EL.- No para salir arrugas ni peinar canas

ELLA.- El tiempo no se mide por las arrugas sino por la capacidad para el olvido.

EL.- ¿Y ha sido suficiente para tu olvido?

ELLA.- Ha sido suficiente para no recordar.

EL.- Veo que el tiempo te ha hecho mucho más profunda. O eso o tienes memoria de pez o te estás haciendo mayor.

ELLA.- ¿Me ves mayor?

EL.- Te veo estupenda

ELLA.- Tu siempre me ves estupenda, no es una opinión objetiva

EL.- Alégrate, el día que no te vea así es que ha pasado demasiado tiempo…

(Ambos cogen una revista de la mesa y se establece un pequeño silencio)

EL.- Estas revistas siempre dicen lo mimo y de las misma gente, ¿no te parece?

ELLA.- Es una forma de pasar el rato

EL.- Es una forma de no pensar

ELLA.- Pues querido, para algunos individuos debería ser obligatoria su lectura y que dejaran de pensar, o por lo menos de creer que piensan. Están mucho más guapos entretenidos con una de estas revistas que pensando alegremente por ahí.

EL.- Los pensamientos son muy importantes…

ELLA.- Los pensamientos son muy peligrosos. Hay pensamientos que se escapan por la boca y producen auténticas catástrofes. Tu mismo, cuando te pones a pensar eres peligrosísimo. Nunca sabes por donde te va a salir el pensamiento y, por propia experiencia, siempre han salido por el lugar equivocado.

EL.- Pues muchas gracias, ya veo que el tiempo no te ha quitado el aire a pécora Channel que siempre te ha caracterizado.

ELLA.- No te enfades cielito, ya sabes que tú no debes de pensar demasiado porque puedes provocar movimientos impredecibles e incontrolables. Pero sabes que te quiero mucho y que, algunas veces, hasta te echo de menos.

EL.- La verdad es que en el fondo eres un encanto, menos mal que yo solo no debo pensar… tu simplemente no piensas.

martes, 15 de julio de 2008

Los viernes son un día raro

ACTO II (Continuación y 5)

EL.- (Mirándola fijamente)… ¿Qué tal si quedamos mañana a comer y nos ponemos al día?.... Bueno…., sí…., sí claro…., lo entiendo…, no te preocupes…, te llamo mañana… besitos anda…

ELLA.- ¿Todo bien?

EL.- Sí todo bien…, todo como debe de estar… no hará falta que sigamos hablando de la hipoteca, ¿no?

ELLA.- No, no creo que sea necesario. Ya no tiene remedio, el banco no te va a devolver el dinero y tú no vas a regresar a tu trabajo. ¿Me equivoco?

EL.- En lo del trabajo, no. En lo del banco, no se. Igual si hablas con el director…

ELLA.- Creo que no sería buena idea, de todas maneras el piso está casi pagado. Dos meses más y se podrá vender.., con la especulación habremos casi duplicado lo que invertimos.

EL.- Que suerte, ¿verdad? Ahora podamos hacer cuentas con el valor de un piso que ha casi duplicado su precio. Es genial vivir en un país donde tener una casa te hace ser un privilegiado, un miembro elegido del selecto club de los propietarios, aunque para ello tengas que vender tu alma por un sueldo e hipotecar tu vida como hipotecas tu casa. Al final pagas el doble por el mismo espacio…

(Se hace un incómodo silencio. Ella va hacia el tocador y se atusa el pelo)

ELLA.- Es curioso que hoy también sea viernes, ¿verdad?

EL.- Sí, muy curioso…, pero tranquila que hoy no es viernes de suicidio…

ELLA.- No, hoy no es viernes de suicido. Eso está claro. Hoy es viernes de abandono.



FIN DEL II ACTO