miércoles, 12 de noviembre de 2008

Lo que todo el mundo

Casi siempre he ido haciendo lo que hacía todo el mundo. ¿Qué hay crisis? Yo en crisis. ¿Qué hay paro? Yo en paro. ¿Qué hay separaciones? A mí me deja la novia. Nunca me he salido de la norma. Siempre he votado al partido ganador, he sido fans del actor de moda, me han gustado las pelis de oscar y siempre ha ganado mi equipo campeón. Siempre he estado donde se debe de estar. Ni un metro más allá, ni un metro más acá.

Pero ahora no. Ahora quiero ser rebelde e ir contracorriente. No me apetece ser parte del rebaño.., ya lo dice el refrán, “si Dios no quisiera trasquilados no hubiera creado ovejas”. No me apetece ser oveja, ir todo el día juntas, sin otra cosa más que rumiar, sin personalidad y acabar trasquilado. Quiero ser algo más. Hablar en alto, responderle al jefe.., ¡sí eso!, quiero responderle al jefe. Decirle que es un mediocre y un inútil medrador. Que si no fuera por la cantidad de veces que ha puesto el culo, no estaría donde está. Que yo merezco más su puesto sin poner el culo que él poniéndolo, que no pondría el culo para tener su puesto…, que no es necesario.., bueno igual para una persona como él sí, pero no para mí. Porque poner el culo es algo serio y…, doloroso… NO, no, de poner el culo nada que luego lo pones una vez y lo pones siempre y, claro, añadir al tu curriculum esa habilidad no te abriría ninguna puerta, ¿o sí?... Licenciado en Gestión y Dirección de Empresas, Master en Contabilidad empresarial. Inglés y francés. Pone el culo… no, no… desde luego que no, más que un curriculum parece un breve de contactos. Nadie se tomaría en serio este curriculum, además, no hay anuncio de empleo que solicite persona que ponga el culo. No explícitamente. De una manera delicada, implícita, igual sí. Pero de esa manera, a las bravas, ahí diciendo con todas las letras “y que ponga el culo”. No.

Pueden poner: “Se necesita Jefe de contabilidad, que se haga cargo de las cuentas de la empresa, nóminas, proveedores, bancos, infraestructura de la oficina, declaraciones de hacienda, IVA, archivos de documentos, provisiones, encargos de dirección, declaración de la renta del jefe y atención telefónica. Horario de 9 a 2 y de 4 hasta que se termine la jornada. 18.000€ brutos año en 12 pagas prorrateadas… Es decir, que ponga el culo… ¡Y está lleno de aspirantes! No es que haya llamado, ¡que va! No, porque yo no pongo el culo. Es curiosidad. Simple curiosidad. Para ver hasta donde es capaz la gente de venderse por un curro de mierda. Sobre todo para saber cual de todos ellos va a ser mi futuro jefe. En esta vida hay que estar precavidos, saber quien te va a dar por el culo porque sabe como ponerlo, es una ventaja que hay que saber utilizar.

Si a mí jefe le digo que está ahí porque ha puesto el culo el me responderá que a mi me ha dejado la novia. Y es cierto, me ha dejado. Pero no porque haya puesto el culo. No no. Porque estaba de moda. Una moda como otra cualquiera. Como la de los pantalones caídos, los vaqueros rotos o los calcetines blancos. Bueno, esa no era una moda. No era más que una ordinariez… por eso me dejó. Lo llevábamos bien, nos queríamos, hablábamos de casarnos y fundar una familia tradicional… Si si, como esas que dice el monseñor este que es tan simpático. Rouco creo que se llama… Una familia de hombre y mujer, de paso obligado por la vicaría y con el convite de chaqué. Como mandan las normas y la santa madre iglesia. Pero vino la moda y me dejó. Me dijo. Mira amor, somos tradicionales pero aburridos, no estamos en la onda. Ahora se lleva las separaciones civilizadas así que mejor nos separamos. No montes un espectáculo, seremos amigos y te mando tu ropa con mi hermano. Dame las llaves de casa. Me dio un beso y me dejó. Pero sin poner el culo, ¿eh? Que me devolvió toda mi ropa…, hasta el último de mis calcetines. Nada mío se quedó en nuestra casa. Vamos, ni un alfiler. ¡Hasta ahí podríamos llegar!

Hay que tener muy claro que en esta vida no se puede poner el culo. Hay que saber mantenerse en su sitio, hay que hacerse respetar. ¿Qué pensaría la gente si hubiera dejado mi ropa en la casa que compré para cuando nos casáramos? Que era un calzonazos. ¿Qué pensaría la gente si no le dijera al jefe que ponía el culo? Que yo era otro igual, otro lameculos medrador. Que con tal de mantener un trabajo de mierda era capaz de cualquier cosa. ¡No señor! Yo no soy una oveja que hace lo que le mandan y se calla. ¡No! Yo soy un rebelde con causa y efecto. Yo no he dejado ni un calcetín en nuestra casa y la próxima vez que me diga que soy un inútil, que solo valgo para hacer café y hasta eso lo hago mal, le diré que el es jefe porque ha puesto el culo. ¡Si señor! ¡Eso es lo que haré!