lunes, 6 de agosto de 2012

La llorona



Cada uno llora como quiere... o como puede. Muy pocos los hacen mientras ríen, otros se le escapa el llanto entre bambalinas.., los más se conforman con hacerlo a lágrima viva y algunos, tampoco tantos, entre palabras escritas. Pero sólo unos pocos elegidos lloran mientras cantan, como la eterna Chavela, y convierte el llanto en melodía.

Dicen que Chavela ha muerto. Yo no me lo creo. Chavela no muere. Puede que se haya escapado de tanto ruido y se haya ido a cantar a una esquina de su bulevar de los sueños rotos. Pero dicen, esos que tanto saben, que Chavela ya no vuelve. No. No es cierto. Solo se esconde para poder susurrar canciones al oído de la luna mientras el sol duerme. Si Chavela se hubiese muerto, se hubieran borrado la banda sonora de tantas vidas, como la mía, y se hubiera quedado huérfano el misterio. No. Chavela no ha muerto. Chavela no muere, solo está esperando el último trago de tequila.

Pero Chavela está lejos, ahora que hace falta más que nunca su melodía. Ahora, cuando los pocos se hacen fuertes contra muchos, cuando los milagros no salen de las Iglesias de las que nunca salen. Justo ahora, cuando vamos perdiendo las fuerzas en batallas ya perdidas.., Chavela se esconde. ¿Donde se nos queda Macorina? ¿A quién lloraremos la Llorona? ¿Con quién tomaremos el último trago? O que Paloma Negra soltará al aire Piensa en mí...

Dicen que quiso irse en México después de despedirse de Madrid. Dicen que se le quedó atrapada el alma en esta taberna latinera, entre Rastro y Chamberí, y que vino a buscarla para estar entera. Para irse completa. Vino, recogió lo suyo, marchó y se fue.

Hay personas que debieran ser eternas y quedarse entre nosotros para siempre. Chavela se ha ido pero no muere. Chavela vivirá por siempre en cada pensamiento que la piense, en cada melodía que la cante y en cada verso que la recuerde. Hasta siempre Chavela.