ACTO I (continuación y 3)
ELLA.- ¿Yo? ¿Qué?
EL.- Pues que tú te enzarzas en discusiones sobre cosas que ya sabías, que mantienes en silencio cuando no hay viernes de sanatorio y que no quieres sacar a la luz. Os viene bien que me intente suicidar, os deja espacio para esconder vuestras mediocres vidas. ¡Menos mal que es en fin de semana! ¡Qué haríamos en días laborables! No podría ser, llevas tú razón, estamos demasiado ocupados en nuestra rutina de trabajo, con poco tiempo para pensar en lo que verdaderamente nos hace felices, así que nos viene bien que los viernes tengamos otra rutina para salir del paso…
ELLA.- ¿Me quieres decir que mi vida tiene sentido porque tu tienes ganas de morir los viernes?
EL.- Tu vida, no. Tu matrimonio sí.
ELLA.- ¡Acabáramos! Ahora resulta que mi matrimonio tiene sentido porque los viernes vengo a verte al hospital. Un poco jactancioso por tu parte, ¿no te parece?... Que sepas que estoy muy enamorada de Antonio…
EL.- ¡Pues claro! Por eso tienes fantasías sexuales hasta con Carmen de Mairena…
ELLA.- ¿Perdona? ¡Serás Cabrón!
EL.- ¡UY! ¿Te enfadas cariño? Pero ¿por qué?, no es tan malo tener fantasías aunque sea con la de Mairena…, bien vista tiene hasta su punto…, imagina que en vez de ser ella fuera tu suegra, eso sí que sería preocupante..
ELLA.- O que fueras tú, eso si que sería grave…
EL.- Conmigo tuviste algo más que fantasías…
ELLA.- Desde luego, contigo tuve pesadillas…
EL.- Pero fue porque te dejé…
ELLA.- No, guapo, las pesadillas fueron antes de dejarlo…, luego empecé a soñar… y no fuiste tú quien me dejó, fui yo quien te dejé por Antonio…
EL.- Pues claro, por eso tuvo que agachar la cabeza para no chocar los cuernos con el pórtico de la iglesia el día de vuestra boda…
ELLA.- Eso fue un desliz…
EL.- ¡Sí mujer!, un desliz que duró lo que tardaron en hacerte el vestido de novia y fue más de dos mes porque a la niña no le gustaban los cambios… o le gustaba demasiado el probador de la tienda…
ELLA.- (de repente se ríe) ¿Te acuerdas de aquel día en que la modista entró sin avisar y nos pilló casi en mitad del polvo?
EL.- (riéndose también) ¡Claro que me acuerdo! ¡Como olvidarme! Parece que sigo viendo su cara cuando me di la vuelta de un salto mientras tu te abrochabas la blusa, y no se me ocurrió otra cosa que decirle que te estaba tomando medidas para el sujetador (pone las manos con las palmas hacia fuera como si simulara coger una naranja).
ELLA.- ¡Qué cara puso!... Creo que ese día también fue viernes…
EL.- ¿Seguro?
Cuando éramos así
Hace 6 años
1 comentario:
dale dale hasta que esté completo...y no me dejes la cabra que me la ties olvidaica a la pubritina oh!!!
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